Tu perro es un carnívoro, lo dice su anatomía marzo 13, 2017 16:16


Aunque probablemente no lo hayamos escuchado nunca, resulta que los perros tienen uno de los mejores aparatos digestivos de todo el mundo animal. Hay quien piensa que es delicado, sobre todo viendo el tamaño de algunas razas, pero lo cierto es que es avanzado para esta especie. Una de las claves de la alimentación es entender el sistema digestivo: cómo funciona, para qué tipo de alimentos es eficiente y qué capacidad de digerir tiene. En el mundo científico existen tres clasificaciones de anatomía en relación al tipo de alimentación. Los herbívoros, seres vivos que se nutren solo de plantas y vegetales, por ejemplo conejos o ratones. Los omnívoros, animales como el cerdo o el ser humano, que se alimenta de vegetales y animales. Y los carnívoros, que se alimentan casi por completo de otros animales. Nuestros perros y gatos pertenecen al último tipo: son carnívoros, los gatos aún más que los perros. Los canes tienen un sistema digestivo más fuerte y desarrollado que los gatos, ya sea porque llevan más tiempo domesticados o porque tienden a comportarse como omnívoros.


La boca no miente


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El tracto digestivo empieza por la boca, con labios superiores más largos que los inferiores y casi sin pelo, solo algunas vibrisas (los bigotes, para entendernos). La naturaleza carnívora de nuestro perro se revela al ver la apertura amplia de la boca con dientes y una mandíbula fuerte para agarrar, matar y descuartizar presas. Un cachorro tiene 28 dientes de leche que empiezan a salir a las dos o tres semanas de vida, justo cuando empiezan a comer alimentación sólida. A los 3 o 4 meses comienza a mudar la dentadura a la de un adulto con 42 dientes (un gato adulto tiene 30).

Las mandíbulas de los perros y gatos son poderosas y se articulan como unas tijeras con un fuerte punto de apoyo. Cuando se mueve, los dientes actúan como cuchillos para cortar carne. Además, están un poco espaciados para que así no queden restos del alimento. Las diferencias entre su dentadura y la nuestra son más que patentes, la nuestra está preparada para moler, por eso es más plana y podemos mover la mandíbula de forma lateral, si tratamos de hacer esto con nuestro perro (con cuidado, claro) veremos que no se deja mover así.

La lengua sirve para coger alimento y agua, les ayuda a mover la comida en la boca y, por supuesto, a lamerse y limpiarse. Nos sorprenderá saber que los perros, al igual que los gatos, tienen menos papilas gustativas que nosotros, los humanos (los gatos, por ejemplo, no pueden distinguir los dulces). Por otro lado, perros y gatos casi no producen enzimas de amilasa en la boca, que es la necesaria para la digestión de los carbohidratos. Esta es la principal razón de que tanto perros como gatos no puedan digerir bien los cereales, cosa que hay que tener en cuenta a la hora de alimentarles. En la profundidad de la boca, encontramos la faringe. La faringe une la boca con el esófago. Su misión es que no entre comida en la tráquea. Las glándulas en la faringe producen mucha mucosa, esto les prepara para comer huesos y otros elementos sin dañar el tracto. Esta parte del cuerpo es muy flexible, lo que permite tragar trozos grandes de una presa que el esófago transportará hasta el estómago. Ahora ya no te sorprenderá la gran capacidad de tragar de tu perro!
Tweet: El pH del estómago canino y felino es mucho más ácido que el de un humano, entre 1 y 2.
Un estómago a prueba de balas

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El estómago de un perro es simple y espacioso. Los carnívoros tienen un intestino corto que necesita alimentación fácil de digerir: proteínas y grasas animales. El pH del estómago canino y felino es mucho más ácido que el de un humano, entre 1 y 2 (más que un limón que tiene acidez 2.3). Este pH tan bajo ayuda a la destrucción de bacterias dañinas, por lo que un perro sano no tendrá problemas con salmonellas o incluso con alimentos ya pasados. Otra característica del estómago es que es muy voluminoso, representando el 60 – 70% de la capacidad total del sistema digestivo. Esto era una gran ventaja para la caza, ya que nuestros perros necesitaban tragar cuanto más mejor en un corto espacio de tiempo, considerando que la siguiente comida podía no llegar en mucho tiempo. Te va a sorprender pero hay casos de perros grandes que han llegado a comer hasta 4 kilos de carne de una sentada sin problema, el único efecto secundario los siguientes días era la falta de apetito.

Dependiendo de la alimentación el tiempo de tránsito suele ser de entre 6 (comida natural cruda) y hasta 30 horas (pienso), mucho menor que el nuestro, que es de entre 30 horas y hasta 5 días. El estómago de nuestro perro es una auténtica máquina. Para poder con grandes piezas, el estómago de nuestro perro es capaz de almacenar, digerir, mezclar y sobre todo triturar gracias a unos músculos muy fuertes. Su jugo gástrico está formado por ácido clorhídrico y las enzimas pepsina, gastrina y lipasa – una mezcla verdaderamente poderosa que puede con conejos enteros.

El intestino exprés

La siguiente estación es el intestino delgado, donde empieza realmente la absorción de nutrientes. Aunque su longitud es seis veces la del cuerpo (6:1) es relativamente corta: ¡la de un cerdo es de 14:1! (el intestino delgado del gato es todavía más corto con una proporción de 4:1). De nuevo una muestra de que está preparado para digerir principalmente materias simples, como proteínas y grasas animales. El intestino delgado está compuesto de tres partes: el duodeno, que une el estómago con el intestino, el yeyuno y el íleon que conecta con el intestino grueso.

Con la entrada de la comida en el intestino delgado se activa el páncreas, que produce un jugo con enzimas muy importantes para la digestión de proteínas, grasas y carbohidratos, estos últimos en cantidades moderadas para evitar una sobrecarga del órgano. El jugo pancreático es, además, antiséptico y combate una serie amplia de intrusos no deseados como la escherichia coli, shigella, salmonella, klebsiella y la candida albicans – no más temores a la hora de dar alimentos crudos (previamente congelados) a nuestros perros. La absorción del 50% del agua y de todos los nutrientes ya separados lo regula el yeyuno, con sus 3 a 4 metros, la parte más largo del intestino delgado.

Finalmente, el íleon une el intestino delgado con el grueso. Es como la policía del intestino, controlando las entradas y salidas, con una función principalmente inmunológica. El intestino grueso conecta básicamente el intestino delgado con el ano, y tiene un tamaño de unos 50 – 60 cm. Es el hogar de comunidades enteras de bacterias anaerobias, como los estreptococos, lactobacilos, bactericidas y clostridium. La composición de esta flora intestinal puede estar influenciada por la alimentación. En particular, una comida de baja calidad o inapropiada puede provocar no sólo las temidas flatulencias, sino también desbalance en este ecosistema con repercusiones en el sistema inmunitario.

Si comparamos el intestino de carnívoros y herbívoros, observaremos que estos últimos tienen un intestino grueso mucho más largo, la razón es que es aquí donde se digieren los carbohidratos. Es otra prueba más de que ni perros ni gatos fueron creados para digerir cereales. Además, los carnívoros tienen mucha más facilidad para digerir grasas (la digestibilidad es de un 80-95%) y proteínas que carbohidratos. La energía bruta de las proteínas es de 5,65 kcal/g y la de la grasa 9,4 kcal/g, frente a la energía bruta de los carbohidratos que es de 4,15 kcal/g. Una muestra de que con una alimentación natural necesitaremos mucha menos cantidad que con un pienso basado principalmente en cereales.

¿Qué nos dice este análisis de la nutrición de nuestros perros y gatos?

Pues que la alimentación tiene que ser apta para un carnívoro, ya que perros y gatos obtienen todo lo necesario a partir de digerir principalmente carne, huesos y hasta pieles. Con una alimentacion natural no se alargará artificialmente su digestión y no se dificultará el trabajo del páncreas. Perros y gatos necesitan glucosa, pero no significa que precisen de cereales como nosotros; ellos tienen la capacidad de asimilar glucosa de los aminoácidos animales (constituyentes de las proteínas). En el caso de los gatos, solo producen el 5% de la amilasa (crítica para la descomposición de los carbohidratos) que producen los perros, por lo que son todavía menos tolerantes a alimentos vegetales.
Doris Rämisch es nutricionista certificada de perros y gatos.
Aquí os dejo otras fuentes por si quieres leer más del tema:

Mills, Milton Dr.: La anatomía comparada de los animales en relación al tipo de alimentación en: http://cienciavegetariana.blogspot.com.es/2011/08/la-anatomia-comparada-de-los-animales.html
Martin, Eva: El sistema digestivo del perro en http://www.alimentacioncanina.com/alimentacion/el-sistema-digestivo-del-perro/
http://sistemadigestivocanino.blogspot.com.es/
Simon, Swanie (2014): Ernährungsberater für Hund und Katze mit Schwerpunkt Barf, Skript Teil I, Verlag Drei Hunde Nacht
Schweiz, Miguel (2013): Sistema digestivo de los perros en http://perros-gatos-manual.blogspot.com.es/2013/05/sistema-digestivo-de-los-perros.html

Foto gracias a Szlivka Róbert @Flickr